Muchos, especialmente los jóvenes menos seguros, creen que alejarse de su familia será algo así como una llave de felicidad.
Atribuyen sus problemas a su propia familia, como que ella no les permitiera evolucionar.
Nadie niega que ese caso es posible. Pero no creo que sea más de un uno por ciento.
Así, las familias se dispersan, no sólo físicamente sino emocionalmente. Ya no se contactan, ya no comparten actividades, ya los lazos de familia se sueltan o se rompen. Y cada uno de los "ex-miembros" de la familia siente que no existe para los otros. Eso agrega infelicidad a la vida.
Pensemos que la familia es un ser vivo en que cada miembro necesita de los otros, aunque sean adultos, aunque vivan aparte o lejos.
Comunicarse con la familia es compartir y aportar mutuamente.
viernes, 22 de febrero de 2013
PARA SENTIRTE MÁS FELIZ, MANTENTE EN CONTACTO CON TU FAMILIA .
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