Algunas personas malinterpretan o exageran con respecto a ser prudentes.
Aprendemos a ser prudentes, a pensar antes de obrar o actuar, a prever consecuencias, y eso es excelente. Pero toda generalización es extrema.
Con el esposo/a, con los hijos, con la familia más próxima, la prudencia correcta es la de hablar con ellos con respeto y amor, pero HABLAR .
Si en familia no nos damos a conocer, si en familia no sabemos manifestar un desacuerdo, si en familia no nos confiamos, si en familia no pedimos lo que es justo, ¿dónde lo haremos?
Un estudio realizado al respecto, concluyó que quienes comparten con la familia sus preocupaciones y necesidades tienen un 40% más de posibilidades de sentirse satisfechos.
Hable y no sufra. Hable con cariño, pero hable.
viernes, 25 de enero de 2013
PARA SENTIRTE MÁS FELIZ, DI LO QUE SIENTES A TU FAMILIA
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