Pero lo que nos sucede no suele ser perfecto, siempre es perfectible.
El gusto está en gozar con lo que se es y con lo que se tiene en la vida. Lo contrario es vivir suspirando por perfecciones de una dicha absoluta que no existe.
La vida nos muestra lo que dice la sabiduría popular : que no hay rosas sin espinas.
Además, los seres humanos siempre aspiramos a más.
Cuando alcanzamos un logro de dicha, aspiramos a uno vuevo, o a uno mayor.
Esto no es una invitación a conformarse con una infelicidad relativa. Es una invitación a alegrarse con nuestras pequeñas felicidades de cada día.
1 comentario:
¡¡buena!!
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