Personalmente, no me agrada vivir de recuerdos, aunque sean gratos. Prefiero vivir de esperanzas.
Pero no dejo de reconocer que nuestra memoria guarda experiencias vividas y que -con más frecuencia de la deseable- rememoramos recuerdos tristes, más que los momentos felices.
Y eso es un estorbo para la felicidad.
Y momentos buenos y felices no necesariamente son aquellos de color rosa. Buenos momentos pueden ser todos los que te aportaron sentimientos positivos, deseos de ser mejor persona, de ser valioso, de ser útil, de ser meritorio.
Hasta un momento "triste", pero en el que supiste reaccionar y actuar, puede ser un excelente recuerdo para aumentar tu felicidad actual.
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