Ese final definitivo nos causa ansiedad y temor. Ansiedad por todo lo que hubiéramos querido vivir y no vivimos, y temor por lo desconocido, aunque tengamos fe.
Pero en nuestra vida hay miles de temas que también tienen un final. Y de todo tipo, como el plazo para pagar una deuda, la fecha de un examen de estudios, la entrega de un trabajo, el fin de una amistad por alejamiento del amigo, y tantos otros.
Si los plazos finales nos cogen sin habernos preparado, sin haber pensado en ellos, sin haber disfrutado a fondo todo el proceso vivido, la ansiedad será grande al final pero no sólo entonces, sino durante todo el tiempo que pasamos "sabiendo que" nos convendría actuar de otro modo antes del fin.
Preparémonos para los finales. Estaremos más activos, más conscientes, con más control de la situación.
Y nos sentiremos mejor.
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