Tardamos en darnos cuenta de que nuestras decisiones son importantes para nuestro bienestar, y hasta para el bienestar de otras personas.
No pocas veces tomamos la actitud de "no sé porqué me ocurre esto", o, "tengo mala suerte".
Algunas situaciones habrá que ocurren lejos de nuestra voluntad, pero la mayoría son el resultado de nuestras elecciones.
Para decidir mejor, pensar. Pensar en consecuencias a corto y largo plazo.
Siempre se arriesga algo. Pero no nos conviene arriesgarlo todo.
No confundamos nuestros deseos con la realidad.
No siempre es cierto eso de "querer es poder". Se puede, si lo que queremos está en nuestras manos. Si no, no .
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