Así como una hora está hecha de minutos y los minutos, de segundos, la vida y la dicha están hechas de detalles.
Quien lo olvida no logra la felicidad, ni entiende porqué falla tantas veces al relacionarse con los demás.
Detalles, que pueden ser pequeños o simples pero que hacen la diferencia. Se necesita aprender a ser sensible para saber apreciar los detalles que damos y los detalles que recibimos.
En segundos captamos una sonrisa, una buena mirada, un buen gesto, un tono de voz, y damos y recibimos felicidad/bienestar.
Si no les prestamos atención y sólo esperamos grandes gestos y palabras sonoras para sentirnos bien, quizá nunca lo lograremos.
Si la gente se molesta contigo y tú no sabes por qué, empieza a observar los detalles que emites y los detalles que no captas.
viernes, 23 de noviembre de 2012
PARA SENTIRTE MÁS FELIZ, APRECIA LOS DETALLES
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