Existen personas que no quieren recordar sus orígenes familiares o territoriales. Los niegan o reniegan de ellos, pensando que así se van a sentir mejor.
Pero no es así. Reconocer nuestros orígenes nos da arraigo, nos singulariza, nos enorgullece.
Alguien dirá que sus orígenes son tristes y lo averguenzan. Es un error.
Triste es querer ser uno más en la masa, querer ser "como todos".
Puede que no procedas de la ciudad más bella o educada del planeta, pero es tu ciudad. Puede que tus orígenes no sean los más brillantes a los ojos mundanos, pero son tus orígenes, a los que tu vida puede darles el brillo que ellos no pudieron darte.
Conoce lo tuyo, aprécialo, busca lo mejor de tu historia familiar, te sentirás más feliz y más orgulloso contigo mismo.
viernes, 25 de noviembre de 2011
PARA SENTIRTE MÁS FELIZ, ALÉGRATE DE TUS ORÍGENES.
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