Existe una afirmación mal entendida : eres único. Ser único no quiere decir que soy lo máximo, quiere decir que no hay nadie igual a mí. Existe una recomendación usual : no te compares. Es una verdad a medias, porque casi es inevitable la comparación con cada ser humano con el que nos tratamos, es una especie de constatación de semejanzas y diferencias. Pero esa constatación debiera sernos estimulante y no frustrante.
Mi idea es : 1) que nos apreciemos en lo que somos y nos comparemos con nosotros mismos para logar los ideales que tenemos y que sólo podemos alcanzar de día en día. 2) Que mantengamos un espíritu de gratitud por lo que somos y tenemos, de modo que -al conocer a alguien que nos supera- lo hagamos sin tristeza, con la ilusión y la confianza en que , dentro de nuestro estilo, podremos ser o somos igualmente valiosos.
Compararme con buena gente siempre me ha hecho mucho bien.
Lo que pensamos es importante. Te habrás dado cuenta de que cada uno de nosotros hace su interpretación de lo que le ocurre, cada quien tiene su propio enfoque del asunto. Tu perspectiva le da un tinte diferente a la misma situación que otros verán con otro tinte. Si te sucede algo, de ti pendenderá que sea una experiencia más o menos positiva, más o menos negativa, o neutra. Y ésto se relaciona a tu estilo y tendencia para interpretar lo que ocurre, de cómo enfoques por qué ocurrió, de cómo enfoques las consecuencias que tendrá para ti. Si llueve, de mí dependerá enojarme, alegrarme, preocuparme o seguir como si nada ocurriera. Igual será si alguien me hace o no me hace algo. Y ¡buena noticia!!, esto es algo que podemos aprender a manejar.
Recuerda que muy pocos temas son -objetivamente- tragedias o glorias.
A veces hasta se envidia a gente maléfica que parece conseguir mucho en la vida. Sin embargo, algunos estudios señalan que la gente sin moral tiene sólo la mitad de posibilidades de ser feliz, en comparación con los que son fieles a sus principios.
Gente que miente, gente que roba, gente que traiciona, gente que perjudica a otros, gente que abandona su fe, gente que ..., puede parecer alcanzar éxitos y dicha, pero no conocemos los entretelones de sus almas y sus íntimos pesares.
Si no te sientes una persona éticamente lo más correcta que te sea posible ser, no sabrás lo que es felicidad.
Cuando uno se "cierra" al mundo, no se puede estar feliz. Cuando uno no quiere aprender algo nuevo, se está cerrando. Cerrarse significa estar viviendo como si no se viviera, vivir con desgano, apagados. Estar abierto al mundo es conservar la ilusión y la alegría por conocer más, por saber más, por ampliar nuestros horizontes. Estar abierto al mundo es pensar : mientras vivo debo vivir, porque el mundo bello me lo ha dado Dios y todo lo bueno que en el mundo puede haber es para que yo lo conozca y lo emplee, para mi bien y el ajeno.
Si alguien pensó al leer el título, que "abrirse a las nuevas ideas" es empezar a vivir sin brújula, se equivocó. Ese "abrirse" debería llamarse "hundirse". No confundamos las cosas.
Soy Psicóloga Profesional y Bachiller en Letras y Humanidades.
Me gradué en la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Con amplia experiencia laboral en orientación, consejo y asesoría psicológicas.
Máster Profesional en Asesoramiento,Evaluación e Intervención Psicoeducativa, en Problemas de Conducta y Dificultades de Aprendizaje.
Diplomada en Terapia de Juego.
Especializada en Administración de Personal y Relaciones Laborales (ESAN).
Especialista en el Perú del Grupo ALBOR-COHS de España en el diagnóstico y tratamiento de trastornos por déficit de atención.
He sido profesora en la Pontificia Universidad Católica del Perú, Programa de Psicología.
Con amplia experiencia en comunicación radial: producción y conducción.
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